El dueño de Don Raimundo (primero por la izquierda) explica los secretos de su cocina. Foto: Rosa Fernández Díaz |
En Don Raimundo se puede tapear y comer en un marco que podríamos calificar de único por su arquitectura y por su decoración repleta de recuerdos históricos, pinturas y antiguedades. De los platos que he probado en mi primera visita recomiendo encarecidamente el ajo arropao o arranque del gazpacho, una sopa caliente que para el otoño y el invierno constituye un excelente entrante, los chocos con uvas y el bacalao a la mozárabe.
Para las personas golosas los postres de la casa con almíbares artesanales sorprenderán porque son poco frecuentes: membrillos, orejones, peras y mangos en distintos tipos de almíbar ponen el broche final a una carta con una buena relación precio-calidad.
El ajo arropao. Foto: Rosa Fernández Díaz |