No se crean que practicar el turismo cívico y responsable es una tarea asequible. Lo fácil es el turismo pasivo de sol y playa: se llega a la arena, se extiende la toalla y se abre la sombrilla y a esperar tumbado que la piel pida un remojón. Al turista que busca conocer el patrimonio cultural de Andalucía no le resulta fácil el empeño.
Este periódico publicó el pasado 16 de agosto una crónica titulada “Palos abre su nuevo Museo Naval” en la que se daba cuenta de la inauguración el día anterior de un nuevo espacio museístico en la localidad onubense de Palos y me despertó el interés por conocerlo. A los pocos días acudí a la oficina de información turística de Mazagón, enclave costero que se reparten los ayuntamientos de Moguer y Palos, para enterarme de los horarios de visita del Museo sin obtener resultado alguno. No sabían nada y tampoco me facilitaron un teléfono al que llamar.
El 27 de agosto me desplacé desde Mazagón a Palos en coche para intentar localizarlo y visitarlo. No encontré ninguna señalización del Museo ni de la casa natal de los hermanos Pinzón que oriente al automovilista o al peatón. La pregunta a varios vecinos evidenció la ignorancia que tenían sobre ambos lugares. Fue al encontrar una furgoneta del Ayuntamiento y preguntarle a una de sus ocupantes cuando me informaron de la ubicación de la Casa Museo de Martín Alonso Pinzón.
La casa museo del ilustre marino palermo es también el Punto de Información Turística del municipio y solo abre de 10 a 14 horas, de lunes a viernes. Allí me informaron que el Museo Naval inaugurado oficialmente el día quince no tenía fecha de apertura al público. Pagué el euro de la entrada, visite la casa natal de los Pinzones e hice la sugerencia de que pusieran al menos una placa en la fachada con el horario de apertura al público. Que menos se puede pedir para un museo y una oficina de turismo.
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